31 marzo 2006

Blanco y Negro

“A nuestro alrededor se juega una partida de ajedrez que desde hace mucho no esta equilibrada, pues las piezas blancas se extienden con rapidez con un odio intenso hacia las negras, mientras que el resto de nosotros sin saberlo contribuimos en el desequilibrio de la balanza.”


Un alfil negro entra en una cafetería a tomarse un café y disfrutar de un buen libro, una gran sala con suficiente silencio y tranquilidad, solo la ultima mesa esta ocupada, por un peón blanco, para ninguno de los dos pasa desapercibida la presencia de la la otra pieza, por lo que el alfil decide quedarse en la mesa mas cercana a la puerta, la mas alejada del peón, pero en el ultimo momento decide acercarse a su opuesto.
-¿Te importa si me siento aquí?
El peón queda sorprendido ante el echo de que una pieza negra se le acerque de esa manera y decide acceder con curiosidad.
-Toma asiento.
El alfil negro que no esperaba esa respuesta se sienta y le dice:
-Puesto que con mi intención y tu aceptación se a creado una zona neutral en nuestra conocida rivalidad, quiero aprovechar para averiguar algo que hace mucho que quiero preguntarle a uno de los tuyos, pues bien sabemos que el odio de las piezas blancas hacia nosotros es antiguo y profundo, solo quiero que me digas, ¿ alguno de nosotros te a echo alguna vez algo ?
El peón con media sonrisa y mirando hacia la mesa responde seguro de si mismo:
-Sí
-¿¡ A si !? ¿El qué?
Replica el alfil con tono desafiante.
-En una ocasión, cuando me dirigía dispuesto a destruir a una pieza negra, esta me respondió con comprensión, entendió mi naturaleza y ayudándome aceptarme tal como soy, desde entonces no me he separado de ella.


Unos se ciegan por el odio incondicional, con el único motivo de que es como debe ser, mientras que los otros se limitan a defenderse, simplemente por valorar la libertad.


“Quien quiere imponer la luz, suprimiendo las tinieblas, sin tener encuentra quien las habita, no es consecuente con sus propias palabras.”

29 marzo 2006

La última hora de mi última vida… amándote

No hace ni una hora... No hace ni una hora del desastre... No hace ni una hora de la peor hora de mi vida.
Te has ido, y sé que aunque digas que no, jamás volverás. Sé que este viaje era tu sueño, pero en aquellas nublosas tardes de invierno me decías que yo era tu sueño. Quizás tenias dos sueños y uno se interponía en el otro... Y claro, el perdedor claramente he sido yo.
No quiero sentarme en este banco y pensar en mi vida a partir de ahora. No, he decidido no pensar. En este mismo instante pasa por delante de mi una bellísima mujer, se parece mucho a ti...
Hasta hace una hora yo era el amor perfecto, el amante inigualable, tu ángel de la guarda y tu más pecaminoso deseo... Pero ahora te has ido y no soy más que un loco, borracho y necesitado de amor que busca en este parque la esperanza de vivir.
Todo el mundo me mira, quizás tengo mal aspecto. No, ellos están mirándome a los ojos y en ellos pueden ver el vacío que ahora siento. Mi vida eras tú, y ya no estás, entonces ¿esto es vida? No, sé muy bien que esto es muerte. La vida no es más que el arte de aprender a prepararte para la muerte, pero a mí mi muerte me ha llegado prematura y dolorosa, y aún no he aprendido que significa tristeza, porque hasta hace una hora yo era el hombre más feliz del mundo.
Aún siento la calidez de tu rostro y tus dulces labios, y también puedo ver la amarga mirada del último minuto de la última hora que pasé a tu lado. No fue la tarde más divertida, tampoco la más triste puesto que intentaste hacerme sonreír a cada segundo. Pero si fue la tarde en que tus grandiosos ojos marrones no me miraron de la misma manera, casi me mirabas como a un perro abandonado. Y sé que en tu interior la culpabilidad te conmovía y no sabes cuanto hubiese deseado jurarte que todo iba bien, pero nada iba bien, todo se caía a pedazos.
Ahora ni tus ojos marrones, ni tus dulces labios ni tu amelocotonado rostro me volverán a ver o sentir y sé que yo moriré en tu ausencia mientras tu encuentras a otro joven desquiciado de perrunos ojos marrones y cabello rubio oscuro.
Espero que en tu interior jamás olvides mi rostro y mi alma, que hasta hace una hora era tuya y que ahora viaja justo donde tú estés.

Esta va a ser la última hora de mi última vida puesto que no creo en la reencarnación y espero que algún día sepas que este loco muchacho murió pensando en ti.

28 marzo 2006

La muñeca

Metió todos sus recuerdos en un pequeño cajón, donde también estaban metidas sus preciosas muñecas de porcelana. Cada muñeca tenia algo característico, algo que la hacía única y especial. Su casi enfermizo rostro, aquellos ojos que eran capaces de atravesar el alma de aquel que los mirase más de dos segundos, aquellos cabellos perfectamente peinados de tantos colores distintos, aquellas redondas pero estilizadas caras, sus preciosos vestidos confeccionados cual delicado traje de novia...
María tenía docenas de esas impactantes muñecas. Desde que su madre murió su padre no había parado de regalarle muñecas. Muñecas que no llenaban el hueco inmenso que su madre había dejado, pero que si se convertían en el cobijo de aquella niña de tan solo diez años. Su madre había muerto hacia ya tres años, y desde entonces ella había dejado de relacionarse con los demás niños, hasta con su padre. El único contacto que ejercía con el supuesto mundo exterior eran aquellas muñecas, con las que hablaba, lloraba y hasta amaba.
Mientras tanto su padre se pasaba todas las horas del día trabajando, dejando así a la niña al cuidado del servicio. Servicio que no se encargaba del cuidado emocional de la niña, que estaba gravemente dañado.
La niña vivía y moría para las muñecas, su única pasión.
Un frío día de invierno, la niña estaba en su habitación, jugando con Lucy, su muñeca favorita. Lucy tenia el pelo pelirrojo, ojos de color fuego y labios intensamente rojos, tan intensos que parecían negros. Sus perfectos rizos estaban recogidos en dos colas y su vestido era de color púrpura con una puntilla blanca delicadamente fabricada. Aquel día, estaba Maria abrazada a su tierna pero misteriosa Lucy hasta que algo mas entro en la habitación... Era Lucy:
-María, las muñecas te esperamos. Eres tierna y bella. Debes ser una de nosotras... Tan solo debes enfriar tu alma y tu precioso rostro, y nosotras te iremos a buscar.

Y María, pensando como podía helar su alma y su rostro fue hacia el jardín de su casa, que estaba completamente abarrotado de nieve. Y allí se tumbo...

Horas mas tarde la dama llego y encontró a la niña en el suelo, con la cara completamente blanca, y le tomó el pulso... Pero nada se pudo hacer...

Y desde entonces en la tienda de muñecas hay una mas, la más preciosa de todas... Sus cabellos dorados cual rayo de sol, esos ojos verdes que se podrían comparar a la hoja de trébol y ese rostro... Ese rostro que refleja un alma vacía, perdida para siempre en el cielo de las muñecas...

27 marzo 2006

Parece un ángel...

Te prometí que jamás me volverías a ver llorar, lo dije y así fue. Y ahora te observo desde este lugar efímero. Veo como lloras tú mi ausencia, tú que parecías tan fuerte ahora te hundes por mí.
Te lo dije: solo sé hacerte sufrir. Y tú te cabreaste como tantas veces. Cuanto siento haberte hecho tanto daño, quizá lo mejor hubiese sido que no conocieses a alguien como yo, pero el destino nos unió y eso es ahora irreparable.
Recuerdo haberme sentido querida por primera vez, justo cuando tus susurros acariciaban cada rincón de mi alma diciéndome que me amabas. Recuerdo cada instante que lloraste por mí, y sumé finalmente todos esos momentos y me hicieron sentir sucia, repulsiva.
Añoro tus abrazos y tus besos, tanto como añoro el dulce sabor de tu presencia. Tu ausencia me pesa cada día más en este paraíso.
Ahora pasan por mi cabeza todos aquellos meses que pasé en aquel centro... recuerdo cuando al principio no me dejaban verte, recuerdo cada instante que pasé sin ti, pues todos eran huecos. Y todo por mi maldita obsesión con mi cuerpo, me sigo odiando...
También recuerdo cuando al fin, después de tres meses pude volver a sentir tu tacto en mi piel. Cada día venías con una nueva sorpresa, y pese a que daba asco tan solo mirarme, tú ibas más allá. Tus ojos azules penetraban mi alma y veían más allá de mi demacrado rostro.
No pienses que la decisión que tomé fue por tu culpa, sabes muy bien que tú fuiste la única persona en el mundo que consiguió hacerme sentir viva.
Quizá te preguntes quien cada noche va a visitarte y en sueños cubre tu imaginación de blancos sueños, quizá ya sepas que soy yo.
Ahora mismo te estoy viendo sonreír. Es ella, sé que podrá hacerte feliz, pero también espero que no olvides nuestros buenos momentos. Es guapísima... más que yo. Lo siento, vuelvo a decir lo mismo de siempre...
Espero que me perdones, espero que algún día consigas olvidar mi imagen en el último momento, en aquella caja de cristal. Sé exactamente lo que dijiste: parece un ángel.
Gracias por tu apoyo.
No llores más, mi alma velará por ti por el resto de la eternidad, hasta que un día te reúnas conmigo en este cielo y juntos podamos estar liberados de todo lo que un día nos separó. Te amo y lo haré siempre...

21 marzo 2006

Tú y yo somos una canción que no tiene final…

Si tuviese fuerzas, si tuviera coraje... Si no tuviera miedo, gritaría tu nombre tan fuerte hasta quedarme sin aliento, cantaría cuanto te quiero a los cuatro vientos hasta congelar mi memoria, congelar el mundo e ir a aquella imagen en la que éramos dos fundidos en uno, sin preocupaciones, sin prisas.

Te imagino, te imagino conmigo. Te imagino siempre a mi lado, sintiendo que no estoy sola, que tengo un motivo por el que vivir, algo por lo que luchar, unos brazos en los que estar, un hombro sobre el que llorar, una boca de la que beber, un cuerpo en el que perderme. Me imagino enredada entre tus brazos, observándote, mientras las sábanas acarician tu cuerpo. Te acaricio la cara, juego con tu pelo, no pierdo ni un detalle de este momento... no puede ser real.

Ya no puede serlo por que hace mucho tiempo que te he perdido. En realidad solo ha pasado un año y dos meses, pero se me ha convertido en una eternidad. Me alimento de los recuerdos buenos que dejaste en mi, y cada dia me arrepiento más de haberlo roto todo. Ahora me conformo con que me cuentes esa tarde de cine con ella. Consolando las lágrimas que caen en mi hombro por ella. Soy tu amiga, aunque siga estando enamorada de ti.

Deseo la soledad, despertar un día y que no me conozca nadie, ni yo a ellos, pero ansío despertar cada día y ver junto a mí la misma cara. Tu cara. Y tú voz hablando de mí y no de ella. Nunca había sentido tanto arrepentimiento, tanto amor y, sobretodo, tanta tristeza, pues tu alegría es mi alegría, tu tristeza es mi tristeza, y tu vida mi vida. Nunca había sentido tanto y ahora sé que el amor es una fusión de sentimientos, buenos y malos y por eso hay que sufrir. A veces me gustaría sentir menos para amar menos.

He llegado a la conclusión de que eres mi amor platónico, ¿No es precioso? Ver a alguien perfecto, inalcanzable, como algo estelar, un amor que siempre estará ahí, una persona de la que nunca te olvidarás por mucho que quieras a otras, saber que hay alguien, cerca o lejos, que siempre piensa en ti... Nunca aprecias lo que tienes o podrías haber tenido hasta que lo pierdes...

17 marzo 2006

Untitled

Cuando me dijo "Olvidame" sentí que caía al vaíco. Como si me extirparan el corazón de lo más profundo de mis entrañas, me quedé como el hielo, inmóvil, fría, como si algo de mi persona se hubiera perdido, como si mi alma, en cuestión, sólo, de milésimas de segundo, se hubiera esfumado por completo.
No pude articular palabra.
Me dió la espalda y empezó a caminar. Estaba perpleja, ante aquella simple palabra, que retumbaba en mi cabeza sin parar. Sólo esa palabra logró desmoronarme, verme envuelta del caos más rotundo.
Caí de rodillas sobre la acera. Una lágrima nació de mis entrañas y cayó, levemente, por mi rostro. Al fin hablé, pero, sólo pude mencionar el nombre de aquel ser, que con tan solo un mote, un simple mote, logró derrumbarme...
Caí en un llanto de lágrimas desenfrenado, arrodillada en la acera mientras los coches pasaban sin fijarse en mí, vi como le perdía...



En momentos de soledad, como este, me pongo a pensar... ¿Qué es la vida? ¿Por qué estamos aquí nosotros? Yo creo que... la vida es algo que alguien (puede que Dios, no lo se) nos ha dado por una simple razón... disfrutarla. Es algo que dura poco y que suele venir acompañado de algunas (vale, bastantes) desgracias, pero, que sin embargo, aprendes a afrontar, sólo por la simple razón de que siempre, y cuando digo siempre, es siempre, hay algún momento de felicidad, alguno de esos momentos que te hace olvidar de todos los momentos malos. Aún sabiendo que momentos malos volverán, y aún sabiendo que en cualquier momento, este reducido tiempo que tenemos, se puede acabar, sí, morir. Y... ¿Qué hay después de la muerte? ese paso al que todos tememos tanto pasar... pero que cuando ya lo has pasado, no te das cuenta ya. ¿Qué habrá? ¿Oscuridad? El típico camino con luz, que al llegar al final te encuentras con un mundo maravilloso lleno de preciosas cosas? No lo creo... algo tan triste no puede acabar tan bien... yo creo que... al morirnos... todo se acaba. Todo.

¿Cómo podemos saber todo eso? ... Nunca nadie sabrá porque estamos aquí, que pasa después de fallecer, porque el mundo esta tan mal repartido, unos tanto y otros tan poco, ni siquiera sabrá, porque "ese/a" que nos puso en este mundo, como hámsters en su jaula (no muy buena comparación) hace que pasemos tantos malos ratos, pero que sin embargo, sabe como hacernos
felices con tan pocos momentos bonitos entre tantos de desastrosos...


El mundo es difícil de entender...

14 marzo 2006

Cosas

Es verdad. Las lágrimas se acaban.
Supongo que todo depende de cómo las repartamos.
Yo las he gastado todas en los primeros años de vida, por eso ahora ya no me quedan. Ni una gotita.
Es una ventaja porque ya no me tengo que aguantar en el cine cuando veo una película que me emociona, aunque cuando estoy triste o me irrito no puedo desahogarme y pongo caritas como de llorar pero nada. Los ojos secos como dos trapos.
Puede parecer una tontería pero echo de menos esos afluentes que manaban de mis lacrimales, pupilas dilatadas, mejillas irritadas, dolor de tráquea incluso… y luego la calma. La adrenalina, esa sensación de haberlo sacado todo hacia fuera, y que las penas se hubiesen evaporado con toda su sal.
No me queda nada de eso, así que he decidido canalizar todos mis episodios dramáticos hacia la alegría, al principio era complicado pero ahora ya no puedo parar. Como quien dice... con el paso de los años, uno aprende a llorar riendo.
Cada pequeña cosa, cada detalle, hormiguitas en el suelo, nubes con formas de huesos, miradas, sonrisas, guiños de ojos, “gracias”, quizá nunca sepas que todos los días veo tu cara en el sol, esa canción, tu olor, calor por las noches, háblame bajito, piel suave con gel Sanex, el viento en mi pelo, tu voz por teléfono... y más detalles. Infinidad de cositas a las que me aferro para estar tranquila, cosas que son capaces de enterrar todo aquello que me hacía daño. Reitero una vez más que es la sensibilidad lo que me ha hecho más fuerte. Darme cuenta que no importa nada porque yo soy única y no hay en todo el universo otra como yo. Con eso me basta.
Y contigo me sobra. Paso de negro a blanco y suma. Y sigue. Continúo con mi sonrisa para hacerte feliz, dejo todo a un lado y me concentro, negro, blanco, negro... rojo pasión lo que tu quieras, pero no pierdas nunca la capacidad de emocionarte.

09 marzo 2006

Carta a un desconocido

¿Quién eres, desconocido? Siempre estás en mi, y no sé quién eres. Siempre apareces en mí, y no sé quién eres. Siempre has estado en mí, y no sé quién eres.
En este mundo, lleno de guerras y hambre, en mis pequeños problemas has estado ahí. Y creo que ahora también, al escribir esta carta, para ti, de una locura de la que nadie me salvará.
Me siento aire, nadie me ve pero me sienten, sé que solo soy una pequeñez aquí. ¿Sabes? Tú me has hecho pensar mucho en quién soy, en qué hago aquí, creí que gracias a ti conseguí las respuestas, pero no las encontré. La búsqueda ha terminado y con ello mi vida y mi última carta. Quiero que sepas que me has ayudado mucho, pero lo que tengo dentro no me lo puede quitar nadie.
Yo solía escribir en una hoja pequeña de papel siempre la misma palabra: “Ayúdame”, y tú siempre acudías con bastante rapidez. Me acurrucaba en una esquina de la habitación a llorar, y tú, desde mi cabeza, me animabas, me convencías para levantarme y para seguir un día más en esta vida.
La gente con la que vivimos no sabe que sin mal no hay bien, por eso no quiero vivir más. ¿Es que acaso no hay alguien que me entienda? Por más que grito y grito nadie me escucha. En esta sociedad materialista yo no puedo vivir. Me levanto todos los días con una pequeña esperanza de que el mundo cambie, mirando a ese gran Sol que es mi pequeña fuente de esperanza, pero bajo la mirada al mundo y mi esperanza desvanece por completo. Tú, estando en mi mente, me has ayudado a persistir muchos días aquí. Pero esos días han acabado para los dos.
Estoy perdida en un mundo blanco donde yo soy negro. ¿Qué importa si tú eres rico y yo no? ¿Acaso el dinero y la fama me traerán felicidad? Creo que será al contrario, porque muertos han acabado la gran mayoría de los famosos que has conocido. ¿Y por qué? Porque se sienten solos en este mundo, igual que yo, mucha gente los idolatró, pero llegaban a casa y estaban solos. ¿Cómo podían arreglar este problema? Esta pregunta es muy fácil de contestar: drogas. Yo nunca he sido ni famosa ni rica, pero siempre he sido muy solitaria.
¿Y qué ocurre con el amor y la felicidad que yo nunca he encontrado? ¿Dónde están? ¿Cómo la gente lo ha encontrado? Todo ello será un camino, pero yo todavía no lo he encontrado, nunca lo encontraré. Nadie me ha ayudado a conseguirlo, excepto tú, pero dudo de que lo conozcas, porque alguien como tú no debías conocer a alguien como yo, aún así, te doy las gracias.
¿Y esos monstruos? Pensarás quiénes son, y yo te contestaré fácilmente: la gente que nos rodea. ¿Mi vestimenta es acaso lo más importante de una persona? ¿Por qué la gente sólo quiere etiquetar y etiquetar? No existe ningún prototipo para que la gente sea igual, ni mejorado, sólo existe una yo en todo el mundo.
Sentada en el sofá, escribiendo esta última carta, desgastando mis últimos momentos de vida sólo quería escribirte que esté donde esté cuando leas la carta yo te echaré de menos, porque sé que tú has sido el único que me ha apreciado en esta vida. No sabré nunca quién eres, pero sólo te puedo decir una palabra, que describiría todo lo que has hecho por mí. No me importa que sólo hayas existido en mi mente, que seas un ser irreal, pero me has ayudado cuando estaba peor que ahora, por ello pensarás que por qué haré esta locura y te lo contestaré: me he dado cuenta de que yo no puedo estar aquí, porque he pensado y sé que prolongar más mi vida no serviría de nada, sólo me ahogaría en mis propios sentimientos, y no despertaría de un mundo de color muy negro. Por eso, amigo desconocido, gracias, muchas gracias. Lo siento amigo desconocido, pero me voy, y esta vez será por siempre. Hasta siempre, gran amigo.


Thanks to my yang (sister), my angel & my star. Thanks for everything what you have done.

07 marzo 2006

More Than Words

Las palabras dan vueltas y vueltas en mi cabeza estallándose contra las neuronas, y yo me derrumbo agotada y resignada a seguir escuchando ese zumbido unas horas más. Siempre la misma sensación, mirar a mi alrededor y ver como mi pequeño instante de electricidad, era tan sólo producto de mi imaginación. Ya me lo dijiste una vez, son sólo palabras. Parece como si últimamente todos nos hubiéramos puesto de acuerdo y de nuestra boca saliesen frases inconscientes, crueles, malformadas, frases calientes que se quedan demasiado frías mientras espero, frases inestables, frases efímeras.
A todos: SILENCIO.
Permanece con tus labios sellados y déjate de llevar por el resto de tus sentidos, la vista, el gusto, el tacto... y disfruta. Podrás? Es decepcionante, cómo pasadas apenas horas del momento en sí de felicidad, la realidad te sacude estrepitosamente para que compruebes una vez más que todo es mentira. Que al final los sueños se acaban con un maldito grito del despertador, que el cielo no es sino un reflejo, que los besos no saben a nada y que todo lo que necesitas tener lo conseguirás antes de morir, cuando ya no te sirva. Te lo llevarás a ningún lugar, toda tu experiencia, todos tus recuerdos. Permiso para ser ignorante, permiso para creer en lo increíble, para justificar lo injustificable y para entender lo incomprensible. Me arrojan al mundo sin preguntar, y me endosan mi responsabilidad. Ni siquiera estoy preparada. No estoy preparada para hablar en público, ni para que me miren con desprecio, para que me traten con desdén, no estoy preparada para devolver un regalo que hice con cariño, ni para soportar el dolor físico insoportable. Hay cosas que no se enseñan y yo tengo miles de preguntas que ni Dios me puede contestar. Cómo le dices a tu pareja después de 20 años que ya no le quieres, que lo mejor es que recoja todas sus cosas y se aleje. Cómo se le dice a un hombre que no es un hombre sino un cobarde mientras es un niño, cómo se le dice a una mujer tirada en el suelo que no volverá a ocurrir, cómo se para el llanto de un insensato, cómo se recupera algo que ni siquiera se ha perdido, cómo se recompone un corazón hecho pedazos, cómo se desentierra al que ya está hundido, cómo se compensa una traición, cómo se supera una paliza, cómo se le llora a un hijo... Porqué no late el corazón que ayer latía, de dónde vienen los encuentros y adónde van las despedidas, quién coño vende los celos y donde están las pastillas para curarlos, en qué mundo paralelo en lugar de lágrimas me sobran sonrisas.
Porqué sigo respirando si no estoy viva.

06 marzo 2006

Sweet Dreams

Tenía que haberlo hecho, tenía que haber escrito en un papel hace mucho tiempo las cosas que quiero en mi vida. Y en otro papel las que no. Así habría sido mucho más fácil sólo había tenido que seguir unos parámetros y no me levantaría últimamente con esta sensación de fracasada. A pesar de que mantengo las formas porque son una señorita (qué ironía) por dentro me siento inútil como una piedra. Creo que en vez de corazón tengo una patata y mi cabeza últimamente es como la de un títere sin hilo, va buscando el suelo como la gente cuando está para morir. Serán mis hormonas otra vez o quizá la menstruación y la falta de hierro y de voluntad de ser feliz, no lo sé. Pero quiero salir de aquí, irme muy lejos y tener la tranquilidad de no tener que volver nunca. Jamás.
No quiero vivir donde vivo, ni quiero desangrarme ni tener tanto calor y las manos heladas a la vez, no quieo que la gente a la que quiero se droge porque me enfado y empiezo a odiar todo lo que me rodea esté vivo o no. Sobretodo ese reflejo de mi misma al otro lado del espejo. Y todo en lo que m he convertido. Como se consume los sueños que siempre he tenido de lo que iba a ser mi vida. No esto. Quiero ser un perro para que la próxima vez que me preguntes "qué te pasa" te pueda arrancar las tripas y el corazón de un mordisco y que así puedas comprender cómo me siento cuando cualquier sustancia tiene más valor que todo lo que soy y es capaz de perturbar mi naturaleza, mi felicidad y mi dominio propio. Lo peor de todo es que ya he pasado por eso tantas veces que no creo que pueda soportarlo una más, ya tengo comprobado que sólo pierdo el tiempo y años de vida, que no me aportan nada más que tristeza, que no merece la pena intentar arreglarlo todo porque al final te quedas con eso. Un arreglo. Y porque ya existen cosas que hay que arreglar y no requieren tanto esfuerzo y dolor. Sufrimiento cotidiano de evitar lo que no quiero. Me aburre, me desespera, afecta mi salud. No puedo más.
Haced todos lo que os de la gana.