Carta a un desconocido
¿Quién eres, desconocido? Siempre estás en mi, y no sé quién eres. Siempre apareces en mí, y no sé quién eres. Siempre has estado en mí, y no sé quién eres.
En este mundo, lleno de guerras y hambre, en mis pequeños problemas has estado ahí. Y creo que ahora también, al escribir esta carta, para ti, de una locura de la que nadie me salvará.
Me siento aire, nadie me ve pero me sienten, sé que solo soy una pequeñez aquí. ¿Sabes? Tú me has hecho pensar mucho en quién soy, en qué hago aquí, creí que gracias a ti conseguí las respuestas, pero no las encontré. La búsqueda ha terminado y con ello mi vida y mi última carta. Quiero que sepas que me has ayudado mucho, pero lo que tengo dentro no me lo puede quitar nadie.
Yo solía escribir en una hoja pequeña de papel siempre la misma palabra: “Ayúdame”, y tú siempre acudías con bastante rapidez. Me acurrucaba en una esquina de la habitación a llorar, y tú, desde mi cabeza, me animabas, me convencías para levantarme y para seguir un día más en esta vida.
La gente con la que vivimos no sabe que sin mal no hay bien, por eso no quiero vivir más. ¿Es que acaso no hay alguien que me entienda? Por más que grito y grito nadie me escucha. En esta sociedad materialista yo no puedo vivir. Me levanto todos los días con una pequeña esperanza de que el mundo cambie, mirando a ese gran Sol que es mi pequeña fuente de esperanza, pero bajo la mirada al mundo y mi esperanza desvanece por completo. Tú, estando en mi mente, me has ayudado a persistir muchos días aquí. Pero esos días han acabado para los dos.
Estoy perdida en un mundo blanco donde yo soy negro. ¿Qué importa si tú eres rico y yo no? ¿Acaso el dinero y la fama me traerán felicidad? Creo que será al contrario, porque muertos han acabado la gran mayoría de los famosos que has conocido. ¿Y por qué? Porque se sienten solos en este mundo, igual que yo, mucha gente los idolatró, pero llegaban a casa y estaban solos. ¿Cómo podían arreglar este problema? Esta pregunta es muy fácil de contestar: drogas. Yo nunca he sido ni famosa ni rica, pero siempre he sido muy solitaria.
¿Y qué ocurre con el amor y la felicidad que yo nunca he encontrado? ¿Dónde están? ¿Cómo la gente lo ha encontrado? Todo ello será un camino, pero yo todavía no lo he encontrado, nunca lo encontraré. Nadie me ha ayudado a conseguirlo, excepto tú, pero dudo de que lo conozcas, porque alguien como tú no debías conocer a alguien como yo, aún así, te doy las gracias.
¿Y esos monstruos? Pensarás quiénes son, y yo te contestaré fácilmente: la gente que nos rodea. ¿Mi vestimenta es acaso lo más importante de una persona? ¿Por qué la gente sólo quiere etiquetar y etiquetar? No existe ningún prototipo para que la gente sea igual, ni mejorado, sólo existe una yo en todo el mundo.
Sentada en el sofá, escribiendo esta última carta, desgastando mis últimos momentos de vida sólo quería escribirte que esté donde esté cuando leas la carta yo te echaré de menos, porque sé que tú has sido el único que me ha apreciado en esta vida. No sabré nunca quién eres, pero sólo te puedo decir una palabra, que describiría todo lo que has hecho por mí. No me importa que sólo hayas existido en mi mente, que seas un ser irreal, pero me has ayudado cuando estaba peor que ahora, por ello pensarás que por qué haré esta locura y te lo contestaré: me he dado cuenta de que yo no puedo estar aquí, porque he pensado y sé que prolongar más mi vida no serviría de nada, sólo me ahogaría en mis propios sentimientos, y no despertaría de un mundo de color muy negro. Por eso, amigo desconocido, gracias, muchas gracias. Lo siento amigo desconocido, pero me voy, y esta vez será por siempre. Hasta siempre, gran amigo.
Thanks to my yang (sister), my angel & my star. Thanks for everything what you have done.
En este mundo, lleno de guerras y hambre, en mis pequeños problemas has estado ahí. Y creo que ahora también, al escribir esta carta, para ti, de una locura de la que nadie me salvará.
Me siento aire, nadie me ve pero me sienten, sé que solo soy una pequeñez aquí. ¿Sabes? Tú me has hecho pensar mucho en quién soy, en qué hago aquí, creí que gracias a ti conseguí las respuestas, pero no las encontré. La búsqueda ha terminado y con ello mi vida y mi última carta. Quiero que sepas que me has ayudado mucho, pero lo que tengo dentro no me lo puede quitar nadie.
Yo solía escribir en una hoja pequeña de papel siempre la misma palabra: “Ayúdame”, y tú siempre acudías con bastante rapidez. Me acurrucaba en una esquina de la habitación a llorar, y tú, desde mi cabeza, me animabas, me convencías para levantarme y para seguir un día más en esta vida.
La gente con la que vivimos no sabe que sin mal no hay bien, por eso no quiero vivir más. ¿Es que acaso no hay alguien que me entienda? Por más que grito y grito nadie me escucha. En esta sociedad materialista yo no puedo vivir. Me levanto todos los días con una pequeña esperanza de que el mundo cambie, mirando a ese gran Sol que es mi pequeña fuente de esperanza, pero bajo la mirada al mundo y mi esperanza desvanece por completo. Tú, estando en mi mente, me has ayudado a persistir muchos días aquí. Pero esos días han acabado para los dos.
Estoy perdida en un mundo blanco donde yo soy negro. ¿Qué importa si tú eres rico y yo no? ¿Acaso el dinero y la fama me traerán felicidad? Creo que será al contrario, porque muertos han acabado la gran mayoría de los famosos que has conocido. ¿Y por qué? Porque se sienten solos en este mundo, igual que yo, mucha gente los idolatró, pero llegaban a casa y estaban solos. ¿Cómo podían arreglar este problema? Esta pregunta es muy fácil de contestar: drogas. Yo nunca he sido ni famosa ni rica, pero siempre he sido muy solitaria.
¿Y qué ocurre con el amor y la felicidad que yo nunca he encontrado? ¿Dónde están? ¿Cómo la gente lo ha encontrado? Todo ello será un camino, pero yo todavía no lo he encontrado, nunca lo encontraré. Nadie me ha ayudado a conseguirlo, excepto tú, pero dudo de que lo conozcas, porque alguien como tú no debías conocer a alguien como yo, aún así, te doy las gracias.
¿Y esos monstruos? Pensarás quiénes son, y yo te contestaré fácilmente: la gente que nos rodea. ¿Mi vestimenta es acaso lo más importante de una persona? ¿Por qué la gente sólo quiere etiquetar y etiquetar? No existe ningún prototipo para que la gente sea igual, ni mejorado, sólo existe una yo en todo el mundo.
Sentada en el sofá, escribiendo esta última carta, desgastando mis últimos momentos de vida sólo quería escribirte que esté donde esté cuando leas la carta yo te echaré de menos, porque sé que tú has sido el único que me ha apreciado en esta vida. No sabré nunca quién eres, pero sólo te puedo decir una palabra, que describiría todo lo que has hecho por mí. No me importa que sólo hayas existido en mi mente, que seas un ser irreal, pero me has ayudado cuando estaba peor que ahora, por ello pensarás que por qué haré esta locura y te lo contestaré: me he dado cuenta de que yo no puedo estar aquí, porque he pensado y sé que prolongar más mi vida no serviría de nada, sólo me ahogaría en mis propios sentimientos, y no despertaría de un mundo de color muy negro. Por eso, amigo desconocido, gracias, muchas gracias. Lo siento amigo desconocido, pero me voy, y esta vez será por siempre. Hasta siempre, gran amigo.
Thanks to my yang (sister), my angel & my star. Thanks for everything what you have done.
your yang...you are my ying..
Puede que haya veces que no merezca tus gracias,es casi un regalo.Es como cuando abres un papel y un lazo muy bien puesto y te encuentras con la sorpresa.Un regalo siempre emociona si de quien lo recibes te lo hace con cariño.Tu me lo acabas de hacer diciendo gracias,pero gracias a que?ya te e dixo que solo nos queremos muxo,quiza no respondamos a las llamadas que nos hacemos,entonces porque gracias?no creo ser merecedora,amo la humildad..wno,solo a veces.Otras te agrada saber que alguien valora que intentas que te quieran.Eso es algo estupendo,sentirte querida.Eso es lo que separa al vivo del suicida,el sentirse querido.Que sensacion mas bonita...quiza,sister,hasta seamos afortunadas.
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