La libertad
Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo en un lugar, un niño encontró una flor, de vivos colores y pétalos sedosos, brillantes, redondeados, una flor única, especial, la más bonita que jamás había visto. Este quedo prendado de la belleza que radiaba este ser y deseo con todas sus fuerzas convertirse en otra flor, como la que había encontrado o incluso mas bella.
Tanto lo deseo que su pelo fue adquiriendo forma de pétalos y sus piernas se convirtieron poco a poco en un verde y brillante tallo, sujeto a la tierra, los brazos eran ya dos grandes hojas, increíblemente deslumbrantes.
El niño convertido en flor se vio reflejado en las gotas de rocío que resbalaban en sus brazos y se sintió el ser más feliz del mundo.
Poco duró la tan deseada felicidad, ya que al intentar moverse comprendió que no podía despegar su tallo del suelo y que ni siquiera podía mover sus hojas, era incapaz de saltar, correr, bailar, jugar…
La flor fue arrugándose hasta llegar a mustiarse porque el niño moría de tristeza y deseó con todas sus fuerzas la libertad de otros niños que tanto anhelaba, no era feliz.
Ni sus bellos pétalos, los mas bellos del lugar, ni sus deslumbrantes hojas consiguieron salvarlo, ya que libertad, es sinónimo de bienestar y sin esta no es posible la felicidad.
Tanto lo deseo que su pelo fue adquiriendo forma de pétalos y sus piernas se convirtieron poco a poco en un verde y brillante tallo, sujeto a la tierra, los brazos eran ya dos grandes hojas, increíblemente deslumbrantes.
El niño convertido en flor se vio reflejado en las gotas de rocío que resbalaban en sus brazos y se sintió el ser más feliz del mundo.
Poco duró la tan deseada felicidad, ya que al intentar moverse comprendió que no podía despegar su tallo del suelo y que ni siquiera podía mover sus hojas, era incapaz de saltar, correr, bailar, jugar…
La flor fue arrugándose hasta llegar a mustiarse porque el niño moría de tristeza y deseó con todas sus fuerzas la libertad de otros niños que tanto anhelaba, no era feliz.
Ni sus bellos pétalos, los mas bellos del lugar, ni sus deslumbrantes hojas consiguieron salvarlo, ya que libertad, es sinónimo de bienestar y sin esta no es posible la felicidad.
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