Desolación
Una mañana cualquiera no amaneció. La gente, acostumbrada a sus rutinas, fue igualmente al trabajo. Pero cuando llegó la hora del café y aún no había salido el Sol comenzó a preocuparse, quizá fuese el color del café lo que les hizo darse cuenta. "Será cosa de la contaminación", "será cosa del gobierno", "qué será será", se preguntaban. Se sintonizaron las radios en espera de una explicación que no llegaba, se llamó a familiares lejanos que confirmaron que en las Quimbambas tampoco había amanecido. Las miradas se sumergieron entonces en los papeles, se fijaron en las pantallas de ordenador e incluso se cerraron, cualquier cosa antes que afrontar el pavor de una ventana tenebrosa. Al anochecer de ese primer día oscuro la negritud se hizo más intensa y ni la luz de las farolas era capaz de atravesarla y llegar al suelo. Salir al exterior se volvió entonces peligroso y la gente de bien se quedó en casa, la de mal también, sin víctimas no valía la pena arriesgarse a un tropezón. A la mañana todo el país madrugó para mirar al Este. Ante ellos la oscuridad pero a sus pies una incipiente sombra. Ese día el Sol salió por el Oeste para desolación de aquellos que creen en verdades inmutables.
wow!mas blog escrito!es xiquitita pero tp la abia leido...es muy bonita!vaya bien que nos sta llendo en la historia...espero que sigas tu con el trabajo de tu parte en la d sistr!nada mas..solo deseo q t venga pronto la inspiracion y comiences a comentarme mi blog,a escribir historia y ha comenzar una nueva!besotes de nata(que el xocolate no me gusta!jajajaja)xaoito tk!
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