cristales
Bloqueada. Me siento bloqueada. Tengo vida y aun así es como si lo viera todo desde fuera. Pasan las horas y el calor lo hace todo más pesado, el más mínimo movimiento me produce un agotamiento brutal. Aunque sospecho que estaba cansada desde hace tiempo.
Se me pasean las preocupaciones por el alma. Y realmente no me llegan. Es como si todo hubiese perdido su importancia. Echo de menos los tiempos en que era fácil hacer todo bien, en que un error sólo significaba un bofetón y un día sin tele. Ahora es más difícil, los pequeños berrinches se hacían más soportables que tener conciencia.
No me importa lo que nadie diga porque he llegado al punto donde entiendo muy bien que estoy sola, que al final sólo puedo contar conmigo. Y he dejado de escucharos a todos para poder escucharme a mí misma. Porque yo también tengo cosas importantes que decir, porque lo mío es mucho más constructivo, y porque además, mi voz es mucho más bonita.
Es real. Mi indiferencia es auténtica. Lo que más me asusta de todo es que así estoy bien. Disfruto cada segundo de mi soledad y poco a poco lo proyecto hacia el exterior hasta tal punto que me miro a los ojos al otro lado del espejo y sólo veo armonía.
A pesar de todo sigo agotada. No quiero oír absolutamente nada, no quiero pensar. No quiero que nadie, absolutamente nadie, me diga lo que tengo que hacer o cómo me debo sentir porque estoy al límite. Estoy al límite de estallar, recoger todas mis cosas e irme tan lejos como pueda. Durante mucho tiempo.
Yo amo la vida, por encima de todo. Por eso voy a empezar a apartarme de todas las cosas que no me aportan nada.
Rectifico.
De las cosas que YO considero que no me aportan nada.
De nada sirve lo que me digan, ahora sólo me sirvo yo, mi corazón y la sangre que corre por mis venas.
Sólo quiero cerrar los ojos y borrarlo todo de mi mente. Y no ver nada. Y no oír nada.
No quiero planes, ni teorías ni excusas. No he preguntado nada. No quiero respuestas.
No quiero culpables. Sólo quiero silencio.
Las cosas se empiezan con ganas, con alegría. Con ilusión. Y va pasando el tiempo y la confianza da miedo. Y va pasando el tiempo y la tristeza da asco.
Hasta que un día las lágrimas ya son agua, el agua se hace hielo, y el bloque se rompe en mil cristales...
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