22 noviembre 2005

bakalas

Los ven por la calle, en su portal, en su barrio. Cada vez son más y más los individuos que visten, se peinan, y lo que es peor, actúan como bakalas. La cosa se propaga, y a poco que nos distraigamos, vamos a ver como ese será el prototipo del español “joven” (término mal empleado últimamente) a ojos de estudiosos y sociólogos. ¿Es una plaga? Si, lo es.

La forma de vestir y de peinarse es lo más importante para ser un bakala oficial, porque, evidentemente, no existe un pensamiento bakala. Su única neurona no da para mucho más. Lo fundamental es uniformarse y vestir como hacer todos los demás, cualquier signo de originalidad está mal vista. Es decir, debe usted ser un clon. Ellos con camisetas de chillones colores, generalmente azul y pantalones ajustados que marquen paquete. En verano, se lleva el polo tipo granito de color suave, si es posible con la bandera española en algún bordado o en los bordes de la manga. Las chicas, con pantalones aun más ajustados que los chicos, y generalmente horribles tops de colores o con dibujos de muñecos haciendo “la peineta”, que diría Luis Aragonés.

Otro aspecto importante en los machos es el corte de pelo, ya saben, bien rapado, y en ocasiones con un estúpido mini tupe echado hacia atrás que les da ese característico aspecto de gilipollas congénitos. Y recuerden que todo bakala por defecto tiene unos marcados rasgos simiescos, potenciados por su peinado y esas fantásticas muecas chulescas que esbozan constantemente y que tanto nos asustan a todos. Del aspecto estético de las nenas, lo primero que se fija uno es en las tres capas de pintura Titanlux que llevan puestas, que les deja la cara como las paredes de un ambulatorio de la Seguridad Social.


Como hemos dicho, pensar no piensan –porque no pueden- pero si actúan de acuerdo a un patrón. Mirada por encima del hombro, andares de gallo o pavo real en su defecto, y leguaje a base de sonidos guturales e ininteligibles. Cuantos más hay juntos más gritan, y si en el grupo hay chicas, mucho más. Se detecta en las hembras del bakalaetus unineuronae (nombre científico) un lenguaje soez en exceso. Pero muy en exceso. Se dirigen unas o otras con expresiones como “hey puta”, “so zorra”, etc., y tienen un exagerado gusto por el fútbol y sus deribados.


De sus costumbres, que decir. Vegetar durante la semana muertos de asco en la frutería, el súper o el instituto hasta que llega el “finde”, cuando se van doce horas diarias a una discoteca ya saben con que intelectuales fines. No entraremos demasiado en la música que escuchan, porque de ello hemos tratado en infinidad de ocasiones: las chicas y los especimenes más moñas escuchan pachanga veraniega y recopilatorios tipo “Papparazzi mix”, y los más chungos oyen cosas que suenan igualito que una máquina tuneladora del Metro de Madrid o un martillo neumático. Recuerden que fuera de la disco, convierten sus propios vehículos en salas de audición, pero no para ellos, sino para los viandantes, gracias a esa figura ya clásica de la circulación paleta en que se ha convertido el bakala con la ventanilla bajada.


Lamentablemente, este comportamiento no es pasajero, ni fruto de la edad. Cuando el bakala crece, sigue con su actitud, pero ya con un gesto más adulto, o eso creen. Ellos empiezan a cultivar su cuerpo y su coche, mientras que las féminas más afortunadas deciden estudiar una carrera, pero no por interés propio, sino porque “algo hay que estudiar” (sic)


Como decíamos al inicio, el bakala está aceptado y consolidado socialmente. Y ahí está el quid del asunto. A un hombre de cincuenta años, padre de familia, no le escandalizan sus dos hijos bakalas, ni la música que escuchan, que según él “es lo mismo que los guateques de su tiempo, pero actualizado”. En el mundo laboral, exactamente igual, se les acepta con normalidad, aunque no sepan hacer la “o” con un duro. Sin embargo, el chaval un poco punki, el siniestro o alguien que tengo el pelo largo o una barba incipiente, sufre las miradas recelosas y las coacciones de jefes y compañeros por su aspecto.


Termina aquí este somero repaso de esta forma de vida unicelular. De todos modos no podemos analizar el comportamiento del bakalaetus adulto porque estamos ante una especie joven y desgraciadamente en peligro de propagación. Y lo que es peor, sin que los demás podamos hacer nada para impedirlo.

Blogger Diana said...

ola wapa!!
como esto t lo lean va aber algun muerto...jajajajaj,mas bien te escribo pa probar mi primer blog pero trankila que ya t escribire muxo mas.
the esto prefiero no acer comments si no t importa,es...wno,es bastante verdad lo que dices pero me abstengo de opinar y no me considero de ese grupo.:)
xao tata!

22 noviembre, 2005 20:45  

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